viernes, 16 de diciembre de 2022

El riesgo cada vez más real de las enfermedades infecciosas emergentes desde una perspectiva de One Health

La pandemia de SARS-CoV-2 a revelado a la población general y la clase política en particular, un problema que los científicos llevan décadas alertando, el grabe riesgo que tienen las enfermedades emergentes. La OMS, en la 49ª asamblea mundial de la salud abordó este problema de las enfermedades emergentes y la revisión del Reglamento Sanitario Internacional que actualmente va por su 3ª edición del 2005 (Fuente 1,2).  La OMS definió las enfermedades emergentes como "aquellas cuya incidencia en el ser humano ha aumentado en los dos últimos decenios o cuya incidencia amenaza con aumentar en un futuro próximo". Que no debemos confundir con las enfermedades reemergentes que serían aquellas que aumentan su incidencia después de haber disminuido. 

Algunos consideran que lo ocurrido en 2020 por SARS-CoV-2 no sucedía desde hace casi cien años con la mal llamada gripe española, influenza A(H1N1) en 1918. La contienda bélica de la I Guerra Mundial hizo que muchos países, donde aparecieron por primera vez los brotes de gripe, lo ocultaran para no mostrar debilidad al enemigo y que causó 21 millones de muertes en 4 meses. Algunos calculan que murieron 50 millones de personas (Fuente 3,4). A fecha del 7/10/2022 la pandemia COVID ha causado más de 6,66 millones de muertes en el mundo según cifras oficiales. aunque esta cifra, puede ser muy superior debido al gran número de personas que fallecieron en la primera ola y no fueron diagnosticados (Fuente 5). Ambos tienen un factor común, de haber actuado rápido e impuesto cuarentena a enfermos de forma estricta se hubieran salvado millones de vidas. Sin embargo, entre la gripe A(H1N1) de 1918 y SARS-coV-2 hemos tenidos fuertes patógenos y pandemias que han supuesto un grabe problema de salud pública, todos se ignoraron en sus inicios. Cronológicamente podemos citar alguna de ellas como la Polio en 1853, gripe de 1957, Marburgo 1967, gripe 1969, Ébola 1976, VIH en 1981, SARS 2003, gripe A (AH1N1) 2004, E. coli O104:H4, MERS 2012, Ébola 2014, Zika 2015, Dengue 2019, SARS-CoV-2 2019 y viruela del mono 2022.

Los científicos han determinado en multitud de ocasiones que SARS-CoV-2 no es ninguna artefacto de laboratorio y que su origen es natural, que el virus saltó de un huésped animal a una persona en el mercado de animales silvestres de Wuhan (China) considerada la zona cero de la pandemia. Esto podemos extrapolarlo a todas esas enfermedades nuevas emergentes, donde enfermedades de animales, por mutaciones al azar y contacto permanente con los humanos, al final, una cepa acaba saltando a los humanos. Pese a que hay virus que parecen no afectar a humanos, no se debería relajar las medidas de bioseguridad y pensar que el salto entre especies es imposible, porque en biología siempre hay excepciones y una primera vez para todo, por poner un ejemplo reciente, el virus de la influenza equina A (H3N8) se supone que no afecta a humanos, pero en abril del 2022 se ha detectado el primer caso de un niño infectado (Fuente 6). Pese a que las agencias de salud pública clasifican el riesgo como muy bajo, todas las pandemias han demostrado que en epidemiología el optimismo es un mal aliado para el control de infecciones. Aunque es cierto que de forma reiterada este tipo de saltos excepcionales se traducen en una excepción sin mayor trascendencia porque se trasmiten con dificultad en los humanos, la posibilidad de una adaptación mejorada es real y menos remota de lo que pensamos, ahí tenemos el caso reciente de la viruela del mono un virus que no se trasmitía muy bien entre humanos está causando una pandemia. La viruela del mono ha sido una enfermedad emergente olvidada, emergente porque se ha visto un incremento de casos y olvidada por los países desarrollados no afectados por la enfermedad ignorando su existencia. Sorpresa, cuando el 18 de mayo del 2022 se desataba una epidemia en Reino Unido y España de esta enfermedad y que se acabaría convirtiendo en una pandemia (7). Pero ¿es evitable este tipo de catástrofes sanitarias? Yo diría que sí. Sin duda, no podemos evitar que los primeros eventos de contagio se produzcan, pero es evidente que se pueden quedar ahí tomando medidas sanitarias estrictas, cunado existen protocolos sanitarios de cuarentenas estrictas. Si un patógeno conocido se comporta de forma distinta o aparece uno nuevo, lo que no hay que hacer es ser optimista. Frases como "esto es una gripe más", "es probable que no sea nada", "la experiencia dice que esto sucede en ocasiones pero no hay riesgo global" deberíamos desterrarlo del lenguaje de epidemiología. Mientras que el conocimiento científico hay de demostrarlo y no se considera cierto hasta que se demuestran las hipótesis con resultados (ej.: que un patógeno tiene X mortalidad), en prevención de riesgos laborales y epidemiología sucede prácticamente lo contrario, es decir, todo es posible hasta que demuestres que no es posible. Si no demuestras que un patógeno se trasmite por vía aérea, contacto, sexual, etc. no puedes descartarlo, porque es posible. Lo mismo con el resto de parámetros como capacidad infecciosa, R0, mortalidad, morbilidad, etc. Nunca sabes cuando puede aparecer una zoonosis que cambie el mundo, pero cuando aparece, hay que saber identificarlo y actuar consecuentemente.

Pese a la mortalidad vista en SARS-CoV-2, no es ni con mucho, de los patógenos más letales que existen. Podemos considerar la pandemia SARS-CoV-2 una prueba piloto de fracaso mundial de salud pública y enfermedades emergentes. No hemos sido capaz de frenar el contagio, evitar la pandemia y erradicarlo. Ha día de hoy campa a sus anchas generando nuevas variantes que se sabe tienen escape inmunológico. Ante la gran crisis económica del primer año de la pandemia, la guerra de Rusia y Ucrania y la crisis energética, ha hecho que la economía sepulte la seguridad sanitaria. No es que COVID haya dejado de ser un problema, es que se ignora para centrarse en otros problemas. Porque los virus no desaparecen porque lo diga un Real Decreto, ni un patógeno emergente deja de ser importante porque no le hagan caso los periodistas. SARS-CoV-2 mata semanalmente más de 200 personas en España. Solo en 2022 han fallecido en lo que va de año 27.017 personas. Cifras muy por encima de la gripe.

Hay muchos patógenos infecciosos conocidos (y desconocidos) que tienen in vitro capacidad infectiva en humanos y aunque nunca ha producido un caso en humanos, es cuestión de tiempo que se produzca el salto. Debemos estar alerta.

Un ejemplo de enfermedades olvidadas reemergente que son un grave problema de salud pública y causan muchas muertes a nivel mundial son todas las enfermedades de transmisión sexual, están resurgiendo, la juventud ha olvidado el peligro de estas enfermedades y solo usa preservativo para prevenir embarazos. Cuando el preservativo es un fantástico profiláctico ante este tipo de enfermedades. Ojo, no solo en el coito, también en el sexo oral.

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